Concluyendo nuestro día
Y al concluir el día, hay asuntos por los cuales preocuparse; hay circunstancias por las cuales estar triste y hay cosas por las cuales atemorizarse. Es una verdad ineludible. Pero al estar Dios presente cada momento y en cada situación, y nosotros poniendo nuestra confianza en su provisión y cuidados y, por supuesto, buscando hacer su voluntad en cada asunto y circunstancia, podemos decir confiadamente:
"Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar" (Salmos 23:4; 46:2).
"Me alegraré y me regocijaré en ti; Cantaré a tu nombre, oh Altísimo. Me gozaré y alegraré en tu misericordia, Porque has visto mi aflicción; Has conocido mi alma en las angustias" (Salmos 9:2; 31:7).
"Mas yo en ti confío, oh Jehová; Digo: Tú eres mi Dios. En el día que temo, Yo en ti confío" (Salmos 31:14; 56:3).
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