Deleitarnos en Jehová
"Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón" (Salmos 37:4).
Queremos muchas cosas en la vida. Deseamos todo aquello que creemos nos hará felices y nos proporcionará comodidad. Pero nuestra visión alcanza apenas algunos minutos en el futuro, mientras que la visión de Dios llega hasta la eternidad. Y cuando leemos el Salmo 37, nos parece encontrar que el versículo cuatro nos proporciona la "llave" para abrir el cofre de las bendiciones deseadas, esas que nuestra visión alcanza a vislumbrar y nuestro corazón anhela obtener. "Deleitarnos" nos suena a "disfrutar" y nos gusta pensar que ya disfrutamos de congregarnos o cantar himnos o reunirnos con los hermanos y nos preguntamos por qué entonces no recibimos todo lo que queremos.
Pero esa no era la intención del salmista. Me explico. La palabra "deléitate" viene del hebreo anág que significa ser suave o maleable. Así pues, tenemos que "deleitarnos en Jehová" es ser maleables, dóciles para ser moldeados por su voluntad, obedientes a su Palabra. Siendo entonces obedientes a su Palabra, somos moldeados y nuestra voluntad se alinea a la suya; nuestro corazón se conforma al suyo, nuestra paciencia y fe se fortalecen y nuestras peticiones se centran sólo en sus propósitos, su voluntad y su tiempo.
Y si las peticiones de nuestro corazón apuntan a que Sus propósitos se cumplan en nuestra vida, ¿cómo no habría de concedernos nuestro Dios aquello que pedimos?
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