Ni remordimiento, ni autocensura, ni recriminación

Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.

Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.

He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.

Salmos 51:3-5

Darnos cuenta de que hemos pecado es apenas el primer paso hacia nuestra restauración. Aunque reconocer nuestras faltas parezca algo "simple" para los que hemos nacido de nuevo, no lo es. Muchas veces confundimos el arrepentimiento con el remordimiento que es solamente una inquietud, pero no un cambio de corazón, mente y dirección. Otras veces confundimos el arrepentimiento con la autocensura en la que únicamente reprobamos nuestra actuación. También suele suceder que lo confundimos con el enojo y recriminación hacia nosotros mismos por haber violentado nuestros propios estándares y por haber "lastimado" nuestra reputación. Pero ante Dios, nada de esto sirve, no vale, es egoísta y reprobable delante de sus ojos. Abona en contra nuestra.

Dar este paso —el reconocimiento verdadero de nuestro pecado— implica hacer a un lado nuestro orgullo y recordar quién es nuestro Dueño. Recordar que Él es tres veces santo y es justo, que aborrece la maldad y que está airado contra el impío todos los días. Tenemos que recordar que Él espera que nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones le honren y le den toda la gloria, y esto no ocurrirá a menos que vivamos en obediencia, haciendo su voluntad y buscando agradarle siempre.

Cuando volteamos a ver nuestros pensamientos, palabras y acciones equivocadas a la luz de la santidad de nuestro Dios, es que podemos finalmente comprender la bajeza de nuestro proceder y la verdadera dimensión de nuestro pecado. Entonces, el arrepentimiento será real, pues provendrá de la obra del Espíritu Santo que nos redarguye y nos convence de pecado. Es así que reiniciaremos la jornada hacia ese cambio de corazón, mente y dirección que nuestro Señor demanda.


Comentarios

Entradas populares

De gracia recibisteis...

Es mi oración que los artículos de este blog sean de bendición para tu vida y la de los tuyos. Usa la información, distribúyela o publícala si eso ayuda en algo a promover el Evangelio y la Verdad, que finalmente, es el objetivo de este sitio. Sólo te pido que tengas algunas consideraciones que podrás leer dando clic aquí.
—David Franco